Un recorrido fílmico a través de la vida y la obra del cineasta de culto más atrevido e innovador del cine actual El explosivo estilo cinematográfico de Quentin Tarantino le ha convertido en el director más célebre de su generación. Durante los últimos 30 años, con nueve extraordinarias películas, ha generado un seguimiento de culto como ningún otro. El periodista cinematográfico Ian Nathan examina la totalidad de la obra de Quentin Tarantino, incluyendo sus primeros trabajos como guionista en Amor a quemarropa y Asesinos natos, su debut como director en Reservoir Dogs y la película que definió su carrera, Pulp Fiction, así como sus icónicas películas Kill Bill Volúmenes 1 y 2, Malditos bastardos, Django desencadenado y su última epopeya, Érase una vez en… Hollywood. Documentado e ilustrado con fotografías, tanto en el set como detrás de las cámaras, esta obra explora la génesis de un estilo único, aportando información sobre sus inspiraciones, sus referentes y sus frecuentes colaboraciones con sus actores favoritos así como todos los detalles que han cimentado su estatus como el director más atrevido e innovador del cine. INTRODUCCIÓN «Solo podía ser Quentin Tarantino, impulsado por sus locuaces personajes. Su historia se convirtió en un evangelio» De la noche a la mañana, Tarantino pasó del mostrador de una extraña tienda de vídeos de Manhattan Beach, California, donde debatía con los clientes sobre clásicos del cine de culto y autores europeos, a convertirse en la más dinámica de las nuevas voces en llegar al cine desde Martin Scorsese. Por supuesto, todo el proceso fue mucho más complicado e interesante que eso, pero ya me entendéis. Hacía que se vislumbrase una posibilidad para todos los forasteros con esperanzas. Esa es la clave del mito Tarantino: el optimismo que lo acompañó. Era el mesías de los frikis del cine. La suya es una voz hecha a partir de películas. ¿Habrá visto todas las películas que se han hecho? Quizás no todas, pero seguro que se ha acercado. El celuloide corre por sus venas: córtalo con una navaja y sangrará películas . El bueno, el feo y el malo sigue siendo su favorita de todos los tiempos (por ahora), pero está abierto a lo que sea, capaz de encontrar recompensas tanto en la basura más infumable como entre las obras más aclamadas. Afortunadamente, ha sobrevivido a su propio culto; ha madurado, pero nunca ha cedido. Su octavo y uno de sus últimos trabajos, Los odiosos ocho (2015), se encuentra entre sus mejores películas. Tarantino es una paradoja que Hollywood todavía no puede comprender. Un matrimonio hecho de arte y comercialidad; basura y humanidad; violencia y risa. Historias que se elevan por su propio artificio, pero que parecen algo real. Su don consiste en fusionar las ilusiones del cine con los ritmos de la vida para ver qué sale de ello. La deformación de géneros populares siempre ha sido su forma de entrar en una historia, y su canon ha cubierto el crimen, el terror, el western y las pelis de guerra (con sus respectivas subdivisiones). En realidad, sin embargo, se trata de películas sobre la locura humana y lo que nos une y nos separa; sobre comunicación, lenguaje, violencia, raza, ética del inframundo y furia justa; sobre reinventar la forma y bailar con el tiempo; y sobre ese singular acertijo conocido como Estados Unidos. A diferencia de muchos otros cineastas que luchan por elaborar su proceso creativo, en las entrevistas Tarantino resulta aplastantemente claro. Con cada respuesta parece que esté citando de una biografía ya escrita en su cabeza. Nadie sabe tanto sobre Tarantino como el propio Tarantino. Se trata de un ego que cae como una cascada y con una fuerza sin igual. Sin embargo, cuidado: también es un automitificador, lo que es parte de la diversión. Este libro no es solo una celebración de su carrera, sino un intento de descifrar los chorros incontenibles de sus respuestas, así como todas las influencias y conexiones que encajan y se bifurcan en una producción que es todavía relativamente compacta. Lo que es indiscutible es que predica con el ejemplo. Buscando la controversia con cada nueva incorporación a su obra (y desestimando cansadamente las acusaciones de violencia, racismo y contaminación moral en general, pues sus trabajos son engañosamente éticos), ha creado algunas de las películas más importantes e inolvidables de los últimos veinticinco años. ¿Por qué Quentin es Quentin? La respuesta es simple y reveladora. Al final de su embarazo, Connie Tarantino se enganchó a la serie La ley del revólver, un western en el que salía un joven Burt Reynolds en el papel de Quint Asper, un herrero medio comanche que apareció durante tres temporadas. Connie es mitad cherokee, un hecho que aportaría un aura de misterio a su extraordinario hijo, pero que ella tachaba de sensacionalismo. Eso de Quint, sin embargo, le sonaba un poco demasiado informal, y la lectura de El ruido y la furia, de William Faulkner, la llevó a un nombre similar pero más respetable, Quentin, el nombre del hijo inteligente, introspectivo y algo neurótico del clan protagonista, los Compson. HISTORIA DE UN NIÑO CINÉFILO Tarantino vio cientos, tal vez miles, de películas desde su niñez hasta su adolescencia. Era más feliz en la oscuridad, aprendiendo todo lo que necesitaba saber. También leía con voracidad. Connie le empujó a leer los clásicos, pero él tendía hacia la ficción criminal. Algunos lo llamarían «literatura pulp». Es muy sintomático que su primer roce con la ley se produjera cuando intentó robar una copia de The Switch, de Elmore Leonard, de un K-Mart. Llamaron a la policía, y solo estuvieron satisfechos cuando Connie castigó al joven de quince años durante todo el verano, lo que significaba que no vería ninguna película. Al salir del arresto domiciliario, habiéndose puesto al día irónicamente con su lectura, Tarantino mostró su primer impulso por actuar. Pidió entrar en un grupo de teatro local. No cabía duda de que era un niño precozmente inteligente; su coeficiente intelectual era de 160, pero el instituto era una prisión. Siempre fue un tío raro, de aspecto tontorrón y poco dado a los deportes. En clase era alborotador, con poca capacidad de atención: simplemente, no podía concentrarse. «Yo no fui a una escuela de cine, yo fui al cine» El guion no se inmuta ante los epítetos raciales, los insultos homofóbicos, el sexismo y una pátina constante de improperios, sino que hace música a partir de todo ello. A Tarantino le emocionó el efecto que sus personajes estaban teniendo en el público y la crítica. Tenía la intención de hacer añicos la mentalidad de «baile tradicional»20 del cine de Hollywood, y la escena del corte de oreja, que se hizo tan famosa, fue la prueba definitiva de que podía hacer que el público bailase al son de su compás. Si bañas la película en sangre, el público queda anestesiado, pero la excitante emoción de Tarantino está en la anticipación a la violencia, al imaginar lo que se avecina. Entrevista tras entrevista, insistió en que solo estaba dejando que los personajes fueran quienes son. Tipos duros con Ray-Ban con sus discursos de jerga callejera de Los Ángeles empalmados en sermones de la cultura pop archivados en la voluminosa memoria de Tarantino. Era un escritor del Método: todas las voces fluían de él como un rio. consciente exponiéndose La violencia es una de las mejores cosas que se pueden hacer en el cine, pero esto no va de violencia per se; esto es estilo. Que tras el personaje de Vincent estuviese Travolta fue un empeño personal de Tarantino. Travolta interpreta a Vincent como un asesino a sueldo que se parece a John Travolta. Esto fue menos un renacimiento que una renovación. El ídolo sexy de la década de 1970 se había relajado hasta convertirse en un hombre de mediana edad, con barriga, papada y una complexión floja,pero seguía siendo inconfundible. Como predijo Tarantino, el talento no se había ido, simplemente había permanecido inactivo, y Travolta es una maravilla que contemplar. Su silencioso caminar, su forma de mirar dos veces, su melena rebelde: encarna la personalidad amoral de Pulp Fiction – un adorable asesino con un destello de pánico en sus ojos azules. Vincent tampoco es tonto, y revela una mente inquisitiva que Tarantino había modelado en el mismo Travolta. Incluso llega a bailar. A Travolta se le atribuye el mérito de haber persuadido a Miramax para que retrasara el lanzamiento, esquivando el bullicioso verano hasta un estreno otoñal más favorable a los premios. Quería devolverle a Tarantino la fe que había demostrado tener en él, y una forma de hacerlo era ayudar a que la película fuese tratada como merecía, como una película de prestigio. «Esto es más grande de lo que creéis», insistía proféticamente. RESUCITANDO A MIA WALLACE El apogeo absoluto de la voluntad de Tarantino de desafiar lo impensable y hacer que su público se vuelva histérico se centra, sin embargo, en un intento desesperado por salvar una vida. Unos amigos drogadictos le habían dicho que una inyección de adrenalina podía revivir a una víctima de sobredosis. Tarantino sumerge a la chica del gangster y a su desesperado acompañante en una crisis de la vida real. Mia confunde la heroína de Vincent con cocaína, sufriendo una sobredosis, y en una de las escenas más viscerales jamás filmadas, Vincent debe clavar una jeringa de adrenalina del tamaño de una jabalina a través de su pecho hasta su corazón parado. Para su vuelta a la conciencia Tarantino se inspiró en haber visto a un tigre sedado recuperarse –era como si el pobre animal hubiera sido disparado desde un cohete. La Novia, que ha pasado cuatro años en coma cuando la película se pone en marcha, fue creada totalmente para Thurman. Ella era tan esencial para la película como Harvey Keitel lo había sido para Reservoir Dogs. Había sido, con toda justicia, su coautora. Entonces, cuando Thurman se quedó embarazada, Tarantino estuvo dispuesto a retrasar el rodaje un año más y esperar así el nacimiento de su hijo Roan. Se lo explicó a Miramax con un gran ejemplo, «Si Josef von Sternberg se está preparando para rodar Marruecos y entonces Marlene Dietrich se queda embarazada, él la espera». Además, eso le dio una ventaja adicional a la interpretación de Thurman, porque La Novia descubre que la hija que creía haber perdido no estaba muerta y que está viviendo con Bill. Como pasa con todos sus personajes principales, La Novia también era un alter ego de Tarantino: «Empecé a adoptar pequeñas costumbres femeninas durante el proceso de escritura», confesó. Lo encontró novedoso. Aquí, por fin y de verdad, estaba su chica con una pistola (bueno, una espada). También le sirvió como una metáfora de su propia situación, despertando de un coma y vengándose de todos los que habían dudado de él tras años sin estrenar ninguna película. El hijo pródigo había regresado, con toda su despreocupación por romper las reglas. Para la lucha de catorce minutos en la Casa de las Hojas Azules, el clímax del Volumen 1 (aunque, cronológicamente, el primer objetivo de la lista), en la que La Novia se enfrenta a innumerables yakuza con espadas mientras lleva un icónico chándal amarillo, idéntico al que usó Bruce Lee en Juego con la muerte, Uma Thurman pasó semanas de entrenamiento con las escuelas de lucha samurái y de kung-fu de Chiba y Woo-ping. SUMARIO Introducción «Yo no fui a una escuela de cine, fui al cine» Vídeo Archives «He hecho esta película para mí mismo, y está todo el mundo invitado» Reservoir Dogs «Pienso en ellas como antiguas novias» Amor a quemarropa, Asesinos natos y Abierto hasta el amanecer «Mis personajes nunca dejan de contar historias» Pulp Fiction «Simplemente se me echó encima» Four Rooms y Jackie Brown «En realidad, no me considero un cineasta estadounidense» Kill Bill, vol I y II «El cine slasher es legítimo» Grindhouse «Mátalo y ya está, joder» Malditos bastardos «La vida es barata. La vida es sucia. La vida vale una moneda de cinco centavos» Djando desencadenado «Es casi como si nunca hubiera hecho una película de época» Los odiosos ocho y Érase una vez en… Hollywood Notas SOBRE EL AUTOR Ian Nathan es un prestigioso crítico de cine, guionista, productor y presentador. Ha sido editor ejecutivo de Empire, la revista de cine más importante del mundo. Entre sus biografías más vendidas destacan las de directores de culto como Wes Anderson, Tim Burton y Los hermanos Coen. Tiene la suerte de recorrer el mundo entrevistando a los buenos y a los mejores: ha visto trabajar a Steven Spielberg, ha compartido un helado con Peter Jackson y un montón de orcos, ha invitado a desayunar a Sigourney Weaver y ha podido abrazar a Oliver Stone y a Kate Winslet. | |