EXPOSICIÓN TEMPORAL
Coleccionar arte. Obras de la Fundación Francisco Godia
Fechas
23 octubre a 25 de enero
La exposición
Este proyecto comprende una selección de obras emblemáticas de los principales ámbitos de la colección de la Fundación. Las obras seleccionadas permiten dar a conocer sus características esenciales como modelo de colección particular. Es un recorrido a lo largo del arte de nueve siglos en el ejemplo de unas 40 piezas, que se estructura en diferentes apartados siguiendo un discurso cronológico. La muestra parte de la esencialidad de la escultura románica y discurre por la riqueza del Gótico, el clasicismo del primer Renacimiento y la fuerza del Barroco. Incorpora algunos ejemplos de las producciones cerámicas de Manises y Cataluña. El arte del siglo XX y su veloz devenir histórico queda reflejado en la pintura de principios de siglo y en la natural evolución de los diferentes géneros hacia los nuevos lenguajes de expresión de la Modernidad.
Esta exposición se propone por vez primera mostrar fuera de la Fundación una selección de obras que refleje la tarea coleccionista de Francisco Godia, singular industrial y mecenas barcelonés, cuyo gusto artístico es un claro exponente del coleccionismo catalán del siglo XX. Barcelona fue en esos años un importante centro cultural y artístico, donde se forjó un coleccionismo característico, que mostraba su preferencia por las expresiones artísticas más relevantes del arte catalán, como puede ser la escultura gótica o la pintura modernista y primeras vanguardias.
La muestra se divide en tres secciones que muestran obras de cada uno de los periodos que han destacado en la historia del arte catalán: arte medieval, Renacimiento y Modernismo y primeras vanguardias. Esta selección de obras manifiesta las preferencias del coleccionista por esos periodos característicos del arte catalán y un gusto, compartido por la floreciente burguesía catalana, que es consecuencia del intercambio cultural con otros países, fundamentalmente con Francia y que se refleja en el movimiento modernista. Nombres como Nonell, Mir, Casas, Miró, Picasso o Barceló destacan entre los autores que representan estos últimos períodos.
La exposición permite el parangón de este gusto diverso al sevillano, que es mostrado asimismo en los museos catalanes, y que supone un enriquecedor acercamiento al conocimiento al coleccionismo catalán del siglo XX.
Francisco Godia (Barcelona, 1921-1990): coleccionista, mecenas y Gentleman driver,
Hombre polifacético: coleccionista y mecenas, empresario, piloto de Fórmula I. En su faceta deportiva, encarnó la figura del gentleman driver de la época dorada de las carreras de coches antes de la profesionalización.
Tras la competición automovilística, se centró en la formación de la colección de arte. De este modo, durante los años 1960 a 1970 constituyó el núcleo de una de las mejores colecciones privadas españolas que fue ampliando durante toda su vida.
Su legado se contempla en la Fundación que lleva su nombre y que creó su hija Liliana Godia en 1999. En la actualidad, parte de las colecciones se exhiben en la planta noble de un palacete modernista en el centro de Barcelona, construido en 1900 y diseñado por el arquitecto modernista Enric Sagnier para la familia de banqueros Garriga Nogués.
La colección
La colección medieval constituye una de las piedras angulares de la colección. El coleccionismo privado en España del siglo XIX, en términos generales, siguió las pautas marcadas por las colecciones reales y aristocráticas, con piezas de maestros de la pintura italiana o flamenca y de las artes suntuarias. La burguesía catalana, en cambio, constituyó un modo diferente de coleccionar. Sin duda, por influencia de las tesis de la Renaixença, las colecciones comenzaron a nutrirse de obras de arte románico y gótico. En cierto modo, en una reacción de recuperación romántica de los vestigios del mejor arte que se había producido en la antigua Corona de Aragón.
La selección de obras nos permitirá apreciar el desarrollo iconográfico de los principales protagonistas de la historia sagrada. La Virgen románica como trono del Niño Jesús y la evolución de éste desde la infancia hasta las escenas de la Pasión. Un ejemplo de ello sería esta cruz de altar. También estarán representados los otros protagonistas de las Sagradas Escrituras y diversos santos.
La colección histórica de Francisco Godia recogía algunas obras del primer Renacimiento como epígrafe de los amplios fondos medievales. Son un número menor de obras pero muy significativas como la talla del Rey mago de Felipe de Bigarny, cuya autoría ha sido atribuida en los últimos años, el San Cristóbal de la Escuela de El Bosco o la espléndida tabla de Juan de Borgoña Ascensión de María Magdalena.
El Barroco, en cambio, no estaba representado al igual que el resto de ámbitos en la colección histórica hasta recientemente en que se han adquirido algunas obras. Para la muestra se han seleccionado la talla Alegoría de la Fe de escuela andaluza, la tela de San José con el Niño de la última etapa de Francisco de Zurbarán, que establece un diálogo con la valiosa colección que atesora el Museo de Bellas Artes de Sevilla y Naturaleza muerta de Juan de van der Hamen, obra maestra del bodegón palaciego del siglo XVII.
La cerámica es otro de los ámbitos fundamentales de la colección. Francisco Godia reunió una de las colecciones privadas más importantes de España con piezas de los principales talleres hispánicos del siglo XIV hasta el siglo XIX. Esta franja cronológica es significativa porque el coleccionista de cerámica busca con ahínco piezas completas. Las anteriores al siglo XIV acostumbran a encontrarse en yacimientos arqueológicos y se hallan fragmentadas o incompletas y a partir del siglo XIX la industrialización inicia las producciones seriadas que tampoco interesan al coleccionista de cerámica que siempre busca la pieza única. Para que esta importante área esté representada en la muestra se incluyen piezas significativas de la loza dorada de Manises y Paterna y de la manufactura de Cataluña con sus características piezas decoradas en azul.
Las colecciones de la burguesía catalana incorporaron, junto a las obras del pasado medieval, obras de su contemporaneidad. Es decir, el arte de su tiempo, que no era otro que el Modernismo.
La selección de obras del siglo XX ilustra la vida de esta elegante sociedad burguesa para la que las novedades de París, centro cultural y artístico del momento, eran protagonistas en las conversaciones y el espejo donde esta rica clase social deseaba reflejarse. Uno de los grandes eventos eran las carreras de caballos como plasmó Ramón Casas en En el hipódromo, una de sus composiciones más ambiciosas. Isidre Nonell, Joaquim Mir o Sunyer son otros de los artistas representados.
La primera década del siglo XX sentó las bases para que los artistas evolucionaran a gran velocidad pasando sus obras a ser una interpretación personal mas que una representación fiel de la realidad. Un buen ejemplo de esta revolución son Pablo Picasso o Joan Miró.