El 26 de mayo de 1897: se publica la novela Drácula, del autor irlandés Bram Stoker.

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Drácula es una novela publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker, quien ha convertido a su protagonista en el vampiro más famoso. Se dice que el escritor se basó en las conversaciones que mantuvo con un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry, quien le habló de Vlad Drăculea. La novela, escrita de manera epistolar, presenta otros temas, como el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo o el folclore. Como curiosidad, cabe destacar que Bram Stoker no inventó la leyenda vampírica, pero la influencia de la novela ha logrado llegar al cine, el teatro y la televisión.

Desde su publicación en 1897, la novela nunca ha dejado de estar en circulación, y se suceden nuevas ediciones. Sin embargo, hasta 1983 no abandonó el terreno marginal de la literatura sensacionalista para incorporarse a los clásicos de la Universidad de Oxford.

La historia es epistolar. Consiste en la lectura de una serie de documentos, siendo, en su mayoría, los diarios de los personajes. Pese a su claro afán de objetividad, no omiten las opiniones, sensaciones y sentimientos de sus respectivos autores.

 

 

La obra en sí comienza cuando Jonathan Harker, un joven abogado inglés de Londres prometido con la joven y bellísima institutriz Wilhemina Murray (Mina) se encuentra en la ciudad de Bistritz y debe viajar a través del desfiladero del Borgo hasta el remoto castillo del conde Drácula, en los Montes Cárpatos de Transilvania, una de las regiones más lejanas de la Hungría de esa época, para cerrar unas ventas con él. Convirtiéndose durante un breve período de tiempo en huésped del conde, el joven inglés va descubriendo que la personalidad de Drácula es, cuanto menos, extraña: no se refleja en los espejos, no come nunca en su presencia y hace vida nocturna. Poco a poco va descubriendo que es un ser despreciable, ruin y despiadado que acabará convirtiéndole en un rehén en el propio castillo. En el mismo también viven tres jóvenes y bellas vampiresas que una noche seducen a Jonathan y están a punto de chuparle la sangre para convertirle en vampiro, cosa que evita la interrupción del conde. Para evitarlo, Drácula les entrega un niño que ha secuestrado para que se beban su sangre. La madre del bebé no tarda en llegar al castillo para reclamarlo, pero el conde ordena a los lobos que la devoren.

Teniendo al joven Jonathan Harker prisionero en su castillo, el Conde decide viajar a Londres, pero ha de hacerlo metido en una caja con tierra de Transilvania, ya que debe descansar en la tierra sagrada de su patria. Para alcanzar su destino, debe viajar en carruaje hasta un puerto cercano al estrecho del Bósforo, y desde allí proseguir en barco desde Varna hasta Whitby, en la costa de Inglaterra, atravesando el estrecho de los Dardanelos. Al mismo tiempo, para encontrar un poco de descanso, la joven Mina Murray decide pasar una temporada veraniega con su amiga íntima de infancia Lucy Westenra en la casa solariega que ésta posee en Whitby, en la costa de Yorkshire. Lucy es una hermosa joven de clase acomodada que vive en una lujosa mansión junto a su madre viuda, la señora Westenra. Lucy padece de sonambulismo y Drácula se aprovecha de ello para chuparle la sangre por primera vez en el cementerio de Whitby, hecho sangriento del cual Mina es testigo; en este episodio recoge a Lucy y la lleva de vuelta a su casa.

Jonathan Harker sigue recluido en el castillo de Drácula, pero su cautiverio finaliza cuando logra huir descendiendo por sus muros, cae al río que bordea el castillo y es arrastrado por la corriente. Lo encuentran unas monjas en una abadía cercana, y posteriormente se aloja en un hospital de Budapest, donde se recupera de una fiebre cerebral sufrida a raíz de los terribles hechos vividos en la morada de Drácula. Una monja del hospital se pone en contacto por carta con Mina, detallándole la situación de su prometido, y le pide que se desplace hasta ese lugar para cuidar de Harker, donde, según resuelve Mina, contraerán matrimonio.

Mientras, en Whitby, Lucy Westenra sufre unos extraños síntomas: palidez extrema, debilidad y dos pequeños orificios en el cuello, producidos por una supuesta enfermedad; pero lo que en realidad le pasa a la joven es que está convirtiéndose en vampiresa o No-muerta, debido a que Drácula le extrae la sangre, que necesita para sobrevivir y rejuvenecer. Los síntomas de Lucy se irán agravando tras su regreso a Londres. Al no mejorar la salud de Lucy, su prometido Lord Arthur Holmwood (Lord Godalming) y su amigo Quincey Morris, piden consejo al doctor John Seward (los tres se habían declarado a Lucy). Este médico es el director del manicomio en el que se encuentra el paciente Renfield, un interno sometido a la influencia de Drácula. Este interno, entre otras cosas, practica la zoofagia, caza y come moscas, arañas y pájaros. Al observar que la salud de Lucy empeora, Seward decide pedir consejo al doctor Abraham van Helsing, un médico holandés experto en enfermedades misteriosas, que fue su profesor durante sus años de carrera. Tras realizar numerosos tratamientos y transfusiones, Lucy y su madre mueren (esta última de un ataque cardíaco) y son sepultadas.

Días más tarde, unas noticias publicadas en el periódico de la ciudad hablan de una «hermosa señora de sangre» que muerde a los niños pequeños. El doctor van Helsing sospecha que Lucy se ha convertido en No-muerta, y él y sus compañeros montan guardia frente al mausoleo familiar en el que ha sido sepultada la joven. A medianoche los hombres, armados de estacas y linternas, descienden al recinto en el que reposa el cuerpo de Lucy; al correr la tapa del sarcófago se percatan que el cuerpo no está dentro del ataúd; entretanto llega Lucy, convertida en una No-muerta, cargando con un niño al cual le está bebiendo la sangre. El doctor van Helsing sella el sepulcro de Lucy con hostia consagrada, de manera que ésta no puede huir, y se sitúa detrás de la vampiresa con un crucifijo de oro. Los tres enamorados se horrorizan al ver lo que le ha sucedido a la muchacha que amaban. El doctor van Helsing le pide autorización a Arthur para «matar» al monstruo. El joven, devastado por la transformación de su amada, acepta. El doctor van Helsing y sus ayudantes completan el rito para que la joven pueda descansar en paz: le clavan una estaca en el corazón, la decapitan y le llenan la boca de ajo. De esta manera Lucy Westenra deja de ser una vampiresa. El tormento abandona su alma, por lo que ya puede descansar en paz.

Mina Murray, ahora Mina Harker al casarse con Jonathan, tras volver de su boda se entera de la muerte del Sr. Hawkins, que era un gran amigo de ella y de Jonathan; ambos lo consideraban un padre. Al regresar del entierro, Jonathan descubre que el conde Drácula ya está en Londres, y además rejuvenecido. Al llegar a la casa que el Sr. Hawkins les dejó como herencia, Mina recibe un telegrama del Dr. van Helsing y, con gran dolor, se entera de la muerte de su amiga Lucy y la madre de ésta. Preocupado por su propia salud mental, Jonathan le pide a Mina que lea el diario que él escribió durante su estadía en el castillo de Drácula, en Transilvania. Mina lo lee y queda consternada, tras lo cual comparte esa experiencia con el doctor van Helsing, contándole todo lo que sospecha. Éste averigua finalmente que el conde Drácula es un vampiro, por lo que deciden darle muerte, dejando a Mina en la supuesta seguridad del manicomio.

Primero intentan acabar con él en Londres, buscando y purificando todos sus refugios, sin conseguir darle muerte. El conde hábilmente convence a Renfield para que le abra la ventana, ofreciéndole su pasión: animales vivos, en concreto ratas, debido a que Drácula no podía introducirse en un edificio donde no le hubieran permitido el paso. Aprovechando que los hombres se encuentran entretenidos buscándole, entra y le chupa la sangre a Mina. Al saber esto Renfield, que antes consideraba a Drácula su maestro y señor, decide luchar en su contra, porque además no ha cumplido la promesa de entregarle a los animales, pero Drácula lo mata acusándolo de traición. Renfield, agonizante, confiesa sus actos a van Helsing y luego muere. Seguidamente Drácula vuelve a morder a Mina y le hace beber de su sangre, para que quede de esta manera ligada a él. Este hecho será más tarde denominado por van Helsing «el bautismo de sangre del vampiro». Poco más tarde, Drácula se enfrenta a Jonathan y van Helsing, pero al no poder derrotarlos pese a su gran poder, huye de ellos y parte hacia su castillo en Transilvania, fracasando así su intento de asentarse en Inglaterra para conseguir víctimas femeninas que incrementen su harén de novias vampiresas.

Todos los que querían acabar con Drácula -Jonathan, John Seward, van Helsing, Quincey Morris, Lord Godalming (prometido de la fallecida Lucy) y Mina Harker-, marchan tras él, pues saben que ha huido gracias a las sesiones de hipnosis que le practica van Helsing a Mina, quien ha caído bajo el influjo de Drácula, aunque no del todo. Tras varios días de viaje llegan a Galatz, donde se desvió el conde con el barco Zarina Catalina gracias a su poder de controlar los vientos y la niebla, y posteriormente llegan al castillo (se habían separado en dos grupos). Esa noche las tres vampiresas se les aparecen a Mina y a van Helsing durante un alto en su viaje en calesa y tratan de que Mina se les una, pero van Helsing logra ahuyentarlas con la hostia. Al amanecer, van Helsing entra al castillo y las mata atravesándoles el corazón con sendas estacas; luego sale del castillo, vuelve con Mina, y se van tanto a la búsqueda de Drácula como de sus amigos. Todos confluyen cerca del anochecer, durante una tormenta de nieve y acechados por los lobos. Drácula, quien, recordemos, no podía estar despierto a la luz solar, viajaba dormido y metido en una caja de tierra, llevado y flanqueado por los zíngaros (gitanos) leales, quienes también lo habían llevado hasta el puerto en su viaje a Londres. Se libra una batalla, la cual termina cuando el puñal de Jonathan corta el cuello del Conde, al tiempo que Morris atraviesa el corazón del vampiro antes de morir víctima de la puñalada mortal propinada momentos antes por un zíngaro. Se termina así para siempre con el sangriento vampiro de Transilvania. Mina, cuando está siendo destruido, observa la paz que asoma al pálido rostro del vampiro tras abrírsele el camino al cielo. La cicatriz que la hostia consagrada había dejado en la frente de Mina desaparece tras la muerte de Drácula.

El epílogo es la reflexión de Jonathan Harker, siete años después de los hechos. Habían tenido un hijo, y van Helsing sentencia que los diarios no serán necesarios para legitimar su historia; su hijo debería sentirse orgulloso de ellos.

Fuentes de Stoker

Para describir los paisajes de Rumanía, Stoker se sirvió de dos obras: una, de Emily Gerard, es La tierra más allá de los bosques (1888); y la otra, un Informe sobre los principados de Valaquia. Para hallar al verdadero Drácula histórico, debemos remitirnos a los antecedentes literarios de la novela de Stoker: en Varney el vampiro, y en los textos de Polidori, Charles Nodier, Hoffmann, Samuel Coleridge, Sheridan Le Fanu, Teophile Gautier y otros, veremos cómo el personaje del vampiro clásico se va desarrollando poco a poco hasta convertirse en el que todos conocemos con el nombre de Drácula.

Erzsébet Báthory

Artículo principal: Erzsébet Báthory

También se dice que Bram Stoker se basó en la figura de la condesa húngara Erzsébet Báthory (1560-1614) y, de hecho, ésta aparece como personaje en Drácula, el no muerto, secuela de la novela de Stoker escrita por su sobrino-bisnieto Dacre Stoker.

Según la leyenda bebía y se bañaba en sangre, creyendo que le devolvería la juventud. Publicaba avisos en los que solicitaba doncellas para integrar su corte, a las que luego asesinaba y quitaba la sangre. Cuando fue descubierta, se encontraron en las mazmorras de su castillo decenas de cadáveres de mujeres desangradas. Sin embargo, muchos historiadores coinciden en que esto no era más que invención de sus enemigos para justificar su ejecución y hacerse así con sus posesiones. Todos los ayudantes de la condesa Báthory fueron decapitados. Ella fue condenada a vivir encerrada en su cuarto recibiendo los alimentos por un hueco practicado en la pared, ya que por aquel entonces la pena capital estaba prohibida para la nobleza. Tiempo después fue encontrada muerta por uno de sus carceleros.

El extraño misterioso

Una de las más que posibles grandes referencias sobre todo lo que rodea a esta novela es el relato anónimo El extraño misterioso. Se trata de una obra anónima alemana de fecha desconocida, traducida posteriormente al inglés y publicada en 1860. En ella aparecen muchos de los que después han sido temas del mundo vampírico, tanto en la literatura como después en el cine.

La novela

Castillo de Bran, el cual se presume fue usado por Bram Stoker como modelo para el castillo de Drácula.
En algunas ediciones, la novela va precedida del cuento terrorífico El invitado de Drácula o El huésped de Drácula. En él, Jonathan Harker, un joven abogado inglés que está de viaje rumbo a Transilvania, se encuentra aún en Múnich, desde donde habrá de tomar un tren que lo llevará a Viena y después a Budapest. Una tarde, desde Múnich, sale de paseo en un coche de caballos. Al no faltar mucho para acabarse el día, el cochero quiere regresar porque ésa es la Noche de Walpurgis. Como buen inglés, Jonathan despide al cochero y continúa el paseo a solas y a pie por un camino misterioso que se desviaba del camino principal. Siguiendo esa senda por un par de horas, se interna en un bosque tenebroso que comienza a tornarse hostil con cada paso que da. Se hace de noche y comienza a nevar, mientras el joven percibe una presencia malévola a su alrededor. La tormenta se hace más fuerte y Jonathan es arrastrado a lo que parece ser un cementerio abandonado. Buscando refugio para los truenos se dirige a una capilla de mármol blanco que cree segura. En su exterior, tallado en la piedra se lee: Condesa Dolingen de Graz, en Estiria buscó y halló la muerte. 1801 y otra inscripción en alemán que reza: «Denn die Toten reiten schnell» («Porque los muertos viajan de prisa», fragmento citado por Bram Stoker del poema Lenore, escrito por Gottfried August Bürger). El asustado joven abre la puerta y encuentra que sobre un catafalco de piedra se halla en reposo el cuerpo de una hermosa joven con los labios manchados de sangre. En ese instante un rayo cae sobre la capilla y ésta comienza a incendiarse. Lo que parecía ser el cadáver de la suicida se levanta de su lecho y empieza a dar horribles gritos de dolor en medio del fuego que la consume. El asustado joven corre ante lo que le parece imposible y se cae en la nieve mientras la tormenta se hace más fuerte. Cuando recobra el sentido siente que un lobo le está olfateando el cuello calentándolo, el cual huye cuando una partida de hombres con antorchas lo encuentran, pues habían salido a buscarlo habiendo informado el cochero que el joven se había internado solo en el bosque. Cuando el protagonista finalmente es devuelto a su hotel, le espera un telegrama de Drácula, con el que va a reunirse en Transilvania, y en el que le advierte de los peligros de la nieve y los lobos en la noche. (Para el resto del relato, véase El invitado de Drácula).

No está clara la autoría de esa historia. Según algunos, se trata del principio de la novela, que fue eliminado de la primera edición por considerar el editor que, de no hacerlo, la novela habría resultado demasiado larga. Según otros, la autora sería la viuda de Stoker; según otros más, el propio editor…

La novela, publicada en mayo de 1897 (Westminster, Archibald Constable and Company), despliega erudición sobre vampirismo. El vampiro ha logrado conquistar la muerte, más que la inmortalidad, puesto que está condenado a vivir casi como un espectro. El término vampiro es eslavo: proviene del serbio «vampir» y del ruso «upir». No existe en rumano una palabra para designar al vampiro. Algunos traducen el término rumano «strigoi» como vampiro, pero este vocablo se refiere a una bruja o a un espectro. Algunos dicen que «nosferatu» es la palabra rumana que significa «vampiro»; pero, según otros, en realidad proviene del griego «nosophoro», que significa «portador del mal»; según otros más, Emily Gerard confundió dos palabras usadas en Transilvania para referirse a criaturas o espíritus malignos de tal suerte que ofreció el híbrido «nosferatu», que nada significa. La verdad es que la tradición europea de los vampiros como los que aparecen en la novela ni siquiera proviene de Transilvania, sino principalmente de Hungría, Serbia, Moldavia y los países eslavos. El vampiro es conocido «en todos los lugares en que ha existido el hombre», le hace decir Stoker a su personaje, el doctor van Helsing, un médico experto en enfermedades oscuras. «Ha seguido el rastro del berserker islandés, del huno (engendrado por el diablo), del eslavo, del sajón, del magiar».

En las primeras páginas de su novela, Stoker insinúa la seducción horrorosa del vampiro. En un castillo decadente, rodeado de un paisaje invernal y solitario, un hombre cultivado, aristocrático y atemorizante acaba de franquear la entrada a un joven inglés con la frase clave: «Entre usted libremente y por su propia voluntad».

El conde Drácula no refleja su imagen en los espejos, y por eso en su castillo no hay ninguno; Jonathan se dio cuenta de esa extraña propiedad del conde en su propio espejo. Y es que la superstición decía que el vampiro había perdido su alma (las antiguas culturas relacionan la imagen reflejada con el espíritu). Drácula es peligroso, repugnante y veladamente sensual. Pronto se verá que convive con tres jóvenes vampiresas de figura voluptuosa. Esta imagen del vampiro no es un invento de Stoker: se había desarrollado ampliamente con anterioridad, desde la publicación del relato El vampiro de Polidori en 1816 hasta la publicación de La buena Lady Ducayne: esta última obra, en 1896, un año antes de la publicación de «Drácula». El vampiro había tomado varios nombres: lord Ruthven, lord Seymour, sir Francis Varney; y había tenido mucho éxito en toda Europa en espectáculos de circo, obras de teatro, melodramas, óperas, novelas, cuentos y folletines.

Mediante los diarios que escriben los personajes principales (excepto el propio Drácula), cartas que se intercambian, telegramas, noticias de prensa, albaranes y facturas, Stoker desarrolla una historia, con pequeños saltos en el tiempo bien administrados, en la que se revela la desmesurada ambición de poder de Drácula, quien se traslada a Londres y mueve ejércitos de ratas, niebla, lobos, murciélagos y tormentas para lograr su objetivo.

Stoker conocía los detalles de la superstición y atribuye a Drácula los rasgos peculiares del vampiro, tales como:
La capacidad de hacer que cambie el tiempo.
Lograr obediencia de seres repulsivos, como las ratas, moscas, arañas y los murciélagos, pero también de los lobos, los dingos y los zorros.
Telepatía, control mental.
Una fuerza sobrehumana.
Convertirse en animal o en niebla.
Perder facultades durante el día. El vampiro huye de la luz diurna, que lo debilita pero no lo destruye: puede moverse a medio día durante un escaso período de tiempo (el conde Drácula, en la novela, aparece a plena luz del día buscando a Mina Harker).
Dormir sobre tierra, traída de su lugar natal, en el interior de un ataúd.
Beber sangre humana (su único alimento) y convertir en vampiros a quienes aseste su mordedura fatídica y bautice con su propia sangre haciéndoles beberla. Si únicamente son mordidos, no se transforman en vampiros.
Se le puede mantener a raya con crucifijos, ristras o flores de ajo, la Sagrada Forma consagrada y agua bendita; pero para que muera realmente, se le ha de clavar una estaca en el corazón o se lo ha de decapitar.
También van Helsing menciona que si, cuando está dentro del ataúd, se coloca una rosa sobre la tapa del mismo no podrá salir; aunque Harker y sus colegas no tienen ocasión de hacerlo.

El Drácula de Stoker tiene todos los elementos de los vampiros que lo precedieron, más algunas características tomadas del hombre lobo, cuya historia había sido publicada poco antes.

Lugares donde transcurre la historia

(En El invitado de Drácula): Múnich y parte de lo que entonces eran sus cercanías.
Viena y Budapest.
Los Cárpatos
Kolozsvár (en húngaro), Klausenburg (en alemán) (castellanizado, Klausemburgo, o Claudiópolis) o Cluj Napoca (en rumano), capital de Transilvania.
Bistriţa, la población más cercana al castillo imaginario.
El Desfiladero del Borgo, (Bârgău, en rumano) paraje real donde sitúa el castillo Bram Stoker. Hoy en día, existe en la zona un establecimiento hotelero construido con fines turísticos.
Whitby, en Yorkshire del Norte (Yorkshire, Inglaterra). Aún están en pie la abadía, que quedó bastante deteriorada durante la Primera Guerra Mundial al ser impactada por algunos proyectiles disparados desde un barco alemán, y la Iglesia de Santa María, en cuyo terreno se halla el cementerio al borde del acantilado.
El río Bistriţa.
El Bósforo.
Los Dardanelos.
El Mar Mediterráneo.
El Estrecho de Gibraltar.
El Océano Atlántico.
El Golfo de Vizcaya.
El Canal de la Mancha.
Londres. El cementerio es el de Highgate del Oeste (West Highgate), en el barrio de Hampstead (distrito de Camden). La zona de los estanques donde busca Lucy a los niños forma parte de un parque muy grande llamado Hampstead Heath.
Exeter, en Devon (Inglaterra).
Varna, Bulgaria.

Etnias y nacionalidades de los personajes de la novela o que se mencionan en ella
Inglesa.
Alemana.
Eslovaca.
Eslava.
Magiar.
Judía.
Sajona.
Huna
Sícula, que figura con la forma alemana Szekler en algunas traducciones. Ésta es la raza a la que dice pertenecer el Conde. Dice además que los sículos son descendientes de los hunos, y que por las venas de él corre la sangre de Atila.
Turca u otomana.
Cíngara.
Holandesa.
Rusa.
Rumana.
Estadounidense, se trata de Quincey Morris, un joven millonario norteamericano de Texas y uno de los tres pretendientes de Lucy Westenra (los otros dos son su amigo Arthur Holmwood y el Doctor John Seward). A pesar de jugar un papel importante en la novela de Stoker (junto a Jonathan Harker es clave en la destrucción del Conde Drácula), este personaje no suele aparecer en las películas de Drácula; sus aparciones más notables están en las películas Conde Drácula (1970), personificado por Jack Taylor, Conde Drácula (1977) encarnado por Richard Barnes (renombrado Quincey Holmwood en clara combinación con Arthur Holmwood) y »Bram Stoker’s Dracula» (1992) de Francis Ford Coppola, en la cual es interpretado por el actor Billy Campbell.

Adaptaciones en teatro

El 18 de mayo de 1897 (ocho días antes de la publicación de la novela), se hizo una lectura de Drácula por un grupo de actores en el Lyceum Theatre. Esta representación fue organizada por Stoker, al parecer para garantizarse los derechos de autor sobre la novela y su personaje.

Hamilton Deane adaptó la novela con el mismo título al teatro y en 1924 estrenó la obra en Londres, en 1927 en Broadway, después en Nueva York y en otras ciudades. En esta versión teatral se han basado las tres versiones de la Universal Pictures: los dos Drácula de 1931 (I & II) y el que dirigiera John Badham en 1979.

En España, el actor Enrique Rambal junto con los autores Mariano Soriano Torres y Javier Pérez Bultó, hicieron una adaptación escénica que se estrenó en el Teatro Fontalba de Madrid, en 1943, en la cual se hace bastante hincapié en los episodios fantásticos y de carácter terrorífico.

El 29 de enero de 1979 en el teatro Odeón de Buenos Aires, los empresarios Tita Tamames, Rosa Zemborain y Héctor Cavallero estrenaron Drácula de Balderston-Deane (incluyendo efectos, vestuario y escenografía de la versión de Broadway), encargando a Sergio Renán la dirección y el protagónico. Gigi Rua y Pablo Alarcón entre otros, fueron parte del elenco.

En ese Drácula se ha basado también Drácula, el musical (1991), protagonizada por Cecilia Milone y Juan Rodó, una creación de los argentinos Pepe Cibrián y Ángel Mahler, entre otras obras. Reestrenada en 1992,1994,1997,2000 (Estadio Luna Park), el 2003 y el 2007 en el Teatro Ópera de la ciudad de Buenos Aires, continuando con un nuevo elenco a partir de enero de 2011.