Audrey Hepburn, nació el 4 de mayo de 1929 en Ixelles (Bruselas)

Audrey Hepburn

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Audrey Hepburn (Ixelles, 4 de mayo de 1929 – Tolochenaz, 20 de enero de 1993) fue el nombre artístico de Audrey Kathleen Ruston, una actriz y humanitaria británica. Reconocida como icono de la moda y el cine, Hepburn estuvo activa durante la época dorada de Hollywood. Está considerada por la American Film Institute como la tercera mayor leyenda femenina del cine
estadounidense.

 

 

Nacida en Ixelles, un distrito de Bruselas, Hepburn pasó su infancia entre Bélgica, Inglaterra y los Países Bajos, incluyendo a Arnhem que estuvo ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En Ámsterdam, estudió ballet con Sonia Gaskell antes de trasladarse a Londres en 1948 para seguir sus estudios de ballet con Marie Rambert y trabajar como corista en las producciones musicales de West End.

Después de aparecer en varias películas británicas y protagonizar la obra de Broadway de 1951, Gigi, Hepburn interpretó el papel principal de Roman Holiday (1953), el cual le valió un Óscar a la mejor actriz. Más tarde actuando en películas de éxito como Sabrina (1954), The Nun’s Story (1959), Breakfast at Tiffany’s (1961), Charade (1963), My Fair Lady (1964) y Wait Until Dark (1967), Hepburn recibió nominaciones a los premios Óscar, Globo de Oro y BAFTA y devengó un premio Tony por su actuación teatral la obra de Broadway de 1954, Ondina. Hepburn sigue siendo una de las pocas personas que han ganado un Óscar, un Emmy, un Grammy y un Tony. Hepburn fue la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un premio BAFTA por una sola actuación: Roman Holiday en 1954.

Apareció en menos películas a medida que su vida siguió, dedicando gran parte de su vida posterior a Unicef. A pesar de haber contribuído con la organización desde 1954, trabajó en algunas de las comunidades más profundamente desfavorecidas de África, América del Sur y Asia entre 1988 y 1992. Fue galardonada con la Medalla Presidencial de la Libertad en reconocimiento a su labor como Embajadora de Buena Voluntad de Unicef a finales de 1992. Un mes más tarde, Hepburn murió de cáncer apendicular en su casa en Suiza a principios de 1993 a la edad de 63 años.

Infancia y juventud

Nacida como Audrey Kathleen Ruston en Ixelles/Elsene, un municipio de Bruselas, Bélgica. Era la única hija del inglés Joseph Victor Anthony Ruston y de su segunda esposa, la baronesa Ella Van Heemstra, una aristócrata holandesa que era hija del ex gobernador de la Guayana Holandesa (Surinam), el barón Aarnoud van Heemstra. El padre de la futura actriz añadió más adelante el apellido de su abuela materna, Catherina, a la familia; y su apellido se convirtió en Hepburn-Ruston. Tenía dos hermanos de madre, fruto de un primer matrimonio de su madre con el jonkheer Hendrik Gustaaf Adolf Quarles van Ufford: jonkheer Arnoud Roberto Alexander “Alex” Quarles van Ufford y jonkheer Ian Edgar Bruce Quarles van Ufford. Ella van Hemstra era descendiente del rey Eduardo III de Inglaterra y del consorte escocés James Hepburn, cuarto Conde de Bothwell, de quien Katharine Hepburn también se considera descendiente.

El padre de Hepburn trabajó con una compañía de seguros en Gran Bretaña, lo cual significó que la familia tuvo la oportunidad de viajar a menudo entre Bruselas, Inglaterra y los Países Bajos. Entre 1935 y 1938 Hepburn estudió en una academia privada y femenina en Kent, Inglaterra.

En 1935 sus padres se divorciaron, y su padre, simpatizante nazi, abandonó a la familia. Ambos padres eran miembros de la unión británica de fascistas a mediados de los años treinta, según Unity Mitford, amiga de Ella van Heemstra y seguidora de Adolf Hitler. Audrey llamó más adelante a este hecho «el momento más traumático de su vida». No sería hasta mucho más adelante cuando consiguió localizar a su padre en Dublín a través de la Cruz Roja. Desde entonces permaneció en contacto con él y lo apoyó financieramente hasta su muerte.

En 1939 se trasladó con su madre y sus dos hermanos de madre a la casa de su abuelo en Arnhem, Países Bajos. Pensaban que Holanda era un lugar seguro para evitar al ejército nazi. Hepburn acudió al conservatorio de Arnhem entre 1939 y 1945, donde estudió piano y ballet clásico, los cuales compaginaba con sus estudios escolares.

Durante su juventud Audrey sufrió la Segunda Guerra Mundial, primero en Bélgica y luego en Holanda, de donde era originaria su madre. Para evitar que sus orígenes ingleses se revelaran, la madre de Audrey la llamaba Edda Van Heemstra, como ella, y la obligó a hablar holandés. Audrey hablaba perfectamente inglés, francés, holandés e italiano, se defendía con el alemán y también un poco en español. Estudió para ser bailarina, pero la guerra hizo estragos en su constitución, así que, pese a seguir estudiando y practicando, Audrey se vio en la disyuntiva de elegir una nueva profesión, que fue la de actriz.

En 1944 Hepburn ya era una buena bailarina y, durante esta época, bailaba secretamente. El dinero que recaudaba lo donaba a la resistencia holandesa. Sobre esta época dijo más adelante: «El mejor público que he tenido; no hacía ni un solo sonido al terminar mi actuación».

Con el desembarco de las tropas aliadas en Normandía el día D, las cosas en Holanda empeoraron drásticamente. Durante el invierno de 1944 los alemanes confiscaron los alimentos y combustibles de la población holandesa. Sin comida ni calor en los hogares, la gente moría de hambre y frío en las calles. Hepburn y muchos otros hacían harina a partir de tulipanes con los que podían cocinar galletas y tartas. La ciudad holandesa de Arnhem fue devastada durante el bombardeo aliado, como parte de la fallida operación Market Garden. Su tío y un primo de su madre fueron fusilados como miembros de la resistencia, su hermano Ian fue capturado y estuvo en un campo de trabajo. Las carencias alimenticias se hicieron patentes y Audrey sufrió anemia y problemas respiratorios. En 1991 Audrey dijo: «Tengo recuerdos. Recuerdo estar en la estación de tren viendo como se llevaban a los judíos, y recuerdo en particular a un niño con sus padres, muy pálido, muy rubio, usando un abrigo que le quedaba muy grande, entrando en el tren. Yo era una niña observando a un niño».

Audrey también notó las semejanzas entre ella y Ana Frank. «Tenía exactamente la misma edad que Ana Frank. Ambas teníamos diez años cuando empezó la guerra y quince cuando acabó. Un amigo me dio el libro de Ana en holandés en 1947. Lo leí y me destruyó. El libro tiene ese efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veía así, no solo como páginas impresas; era mi vida. No sabía lo que iba a leer. No he vuelto a ser la misma, me afectó profundamente».

«Vimos fusilamientos. Vimos a hombres jóvenes ponerse contra la pared y ser tiroteados. Cerraban la calle y después la volvían a abrir y podías pasar por ese mismo lugar. Tengo marcado un lugar en el diario, en el cual Ana (Frank) dice que han fusilado a cinco rehenes. Ése fue el día en que fusilaron a mi tío. En las palabras de esa niña yo leía lo que aún sentía en mi interior. Esa niña que había vivido entre cuatro paredes había hecho un reportaje completo de todo lo que había vivido y sentido».

Pero esos terribles años no eran del todo malos, y Audrey podía vivir algo su niñez. Siguiendo con los paralelismos con la vida de Anne Frank, dice: «El espíritu de supervivencia es muy fuerte en las palabras de Ana Frank. En un momento dice “estoy deprimida” y al siguiente te habla de que quiere montar en bici. Ella es la muestra de una infancia en terribles circunstancias».

Una manera con la cual Audrey Hepburn pasaba el tiempo era dibujando. Algunos de sus dibujos pueden verse hoy día.

El país fue liberado por las fuerzas aliadas y la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación intervino en el mismo. Hepburn dijo en una entrevista que se comió un paquete entero de leche condensada y que se puso enferma por el exceso de azúcar. Estas experiencias contribuyeron a que Audrey estuviera siempre al lado de UNICEF durante el resto de su vida.

En 1945, al finalizar la guerra, Audrey abandonó el conservatorio de Arnhem y se mudó a Ámsterdam donde tomó clases de ballet con Sonia Gaskell. En 1948 se fue a Londres y siguió estudiando ballet, esta vez de mano de la reconocida Marie Rambert, profesora de Vaslav Nijinsky, uno de los mayores bailarines de la historia de la danza. De vez en cuando Hepburn le preguntaba a Rambert sobre su futuro, a lo que ella le respondía que podría seguir allí y tener una gran carrera, pero el hecho de que fuera relativamente alta (1,67 m), sumado a su delgadez a causa de la malnutrición durante la ocupación alemana no le permitiría tener un buen futuro como primera bailarina. Pero Audrey quería sobresalir, así que confió en su mentora e intentó la actuación.4 Además, la situación económica de la familia Hepburn no le permitiría continuar con sus estudios, y Audrey, necesitada de dinero, se replanteó el empezar a actuar, ya que esta profesión estaba mejor pagada que la de bailarina. Rambert dijo después sobre Audrey: «Era una estudiante maravillosa; si hubiera seguido, podría haberse convertido en una bailarina excepcional». Al hambre de la guerra se sumó la disciplina de la danza, que la volvió casi anoréxica: en sus Memorias José Luis Vilallonga afirma que sus almuerzos no pasaban de un ala de pollo y una hoja de lechuga.

Su carrera como actriz comenzaría con el film educativo Holandés en siete lecciones. Después actuó en producciones musicales como High Button Shoes y Sauce Piquante. Su primer papel en una película fue en el film inglés One Wild Oat en el cual actuaba como recepcionista de un hotel. También actuó en papeles más pequeños como Young Wives’ Tale, Laughter in Paradise, The Lavender Hill Mob, y Monte Carlo Baby. Durante el rodaje de Monte Carlo Baby fue elegida para protagonizar el musical de Broadway Gigi, estrenado el 24 de noviembre de 1951. La reportera Sidonie-Gabrielle Colette dijo sobre Audrey: «¡Voilà!, ¡ésta es nuestra Gigi!». Audrey ganó el Theatre World Award por su debut. Siguió actuando en este musical durante los seis exitosos meses siguientes.

Su primer papel de importancia fue en el film Secret People, en el cual realizaba el papel de una bailarina prodigio. Naturalmente, Audrey hizo todas las escenas de baile. Pero el papel que la catapultó a la fama, además de ser su primer papel en Hollywood, fue, junto a Gregory Peck, en Vacaciones en Roma, de William Wyler.

Vacaciones en Roma

En un primer momento los productores querían a Elizabeth Taylor para el papel protagonista, pero el director William Wyler quedó impresionado por la prueba de cámara de Audrey, en la cual se dejó la cámara quieta y se le empezaron a realizar una serie de preguntas a Audrey, que no sabía que la cámara estaba grabando. Sus respuestas y sinceridad demostraron su enorme talento y Wyler no dudó en contratarla. Wyler dijo: «Tiene todas las cosas que busco: encanto, inocencia y talento. Además es muy divertida. Es absolutamente encantadora. No dudamos en decir que es nuestra chica». Su compañero de reparto, Gregory Peck, ya era una estrella consagrada y en el póster de la película su nombre tenía más importancia que el «presentando a Audrey Hepburn». Cuando acabó el rodaje, Peck llamó a su agente e hizo que le dieran la misma importancia a los dos nombres. Peck predijo que ella ganaría el Óscar. Ambos, Hepburn y Peck, conectaron durante el rodaje, incluso hubo rumores de que tuvieron una relación amorosa, rumores desmentidos por ambos. Sin embargo, Audrey añadió: «En realidad, sientes algo de amor por tu pareja en la película. Si vas a interpretar un romance, tienes que sentirlo. No lo puedes hacer de otra manera. Pero no lo lleves más allá del plató». Debido al gran éxito de Vacaciones en Roma, Audrey fue portada de la revista TIME el 7 de septiembre de 1953.

Su interpretación recibió las alabanzas de los críticos. «Aunque no es precisamente una recién llegada al mundo de la interpretación, Audrey Hepburn, la actriz británica que se mete en la piel de la princesa Anne, está espléndida, bellísima, alternando sus escenas de la realeza y las más infantiles durante su búsqueda de placeres básicos y del amor. Aunque sonríe al final de la película, ella sigue siendo una persona lamentablemente sola que hace frente a un futuro difícil». Audrey se refirió en el futuro a Vacaciones en Roma como su película más querida, ya que fue la que la hizo una estrella.

Después de los cuatro meses de rodaje de Vacaciones en Roma viajó a Nueva York para seguir con las funciones de Gigi. Antes de incorporarse al rodaje de Vacaciones en Roma, Audrey estuvo actuando con el musical en Los Ángeles y San Francisco. Esto fue posible ya que tenía un contrato con Paramount que le permitía tener doce meses entre película y película para dedicarse al teatro.

Durante los años siguientes, Audrey se convertiría en una de las actrices más reconocidas por su inigualable belleza natural, icono de la sencillez en la elegancia femenina y transparencia de personalidad. Fue considerada entre las más queridas y populares de la meca del cine y gozó de la amistad de casi todos sus compañeros de rodaje.

Durante estos años protagonizó Dos en la carretera, Cómo robar un millón, Una cara con ángel, My Fair Lady (1964), el famoso musical multioscarizado, y el que se considera el papel de su carrera, la Holly Golightly de Breakfast at Tiffany’s (1961). Pero para Audrey su mejor papel fue, sin duda, el de la hermana Lucas en Historia de una monja. Ese papel, el conocer a su protagonista real, las similitudes —ambas eran belgas y habían sufrido la guerra— hizo que Audrey recapacitara mucho y se entregara más a sus labores humanitarias. Es, sin duda, una de las mejores películas de Audrey y del cine, pero muchas personas solo ven a Audrey como un icono de moda por su actuación como Holly en Breakfast at Tiffany’s.

Audrey con su glamour y su belleza, nos demostró en Vacaciones en Roma que también valía como actriz y con su «I wanna say thank you to…» recibió el Oscar a la Mejor Actriz, el único que recibiría en toda su carrera.

Después de Vacaciones en Roma, trabajó con Humphrey Bogart y William Holden en la comedia romántica de Billy Wilder, Sabrina. Audrey fue enviada al diseñador Hubert de Givenchy para que decidiera su vestuario en la película. Cuando le dijeron a Givenchy que «Miss Hepburn» venía a verlo, pensó en Katharine Hepburn, no en Audrey. En un primer momento, rechazó vestirla, pero al final rectificó. Audrey y Givenchy mantuvieron una fuerte amistad durante el resto de sus vidas. Durante la filmación de Sabrina, Audrey y William Holden mantuvieron una relación amorosa. Su papel de Sabrina le valió una nominación al Óscar, premio que finalmente fue a parar a manos de Grace Kelly.

En 1954, Audrey volvió a los escenarios para protagonizar Ondine, de Jean Giraudoux, junto al que más tarde sería su marido, Mel Ferrer. Siguió protagonizando la obra durante el resto del año. Ese mismo año recibiría el Globo de Oro a la mejor actriz y el Óscar por su papel en Vacaciones en Roma. Seis semanas después de recibir el Óscar, Audrey recibió el premio Tony por su obra Ondine, convirtiéndose así en una de las tres únicas actrices en ganar el Óscar y el Tony el mismo año —las otras dos son Shirley Booth y Ellen Burstyn—.

A mediados de los 50, Audrey no solo era una de las mayores estrellas de Hollywood, sino un icono de la moda. Su estilo, tan personal y elegante, era admirado e imitado. Además, era muy admirada por el público, como lo demuestra su Globo de Oro a la actriz más querida en todo el mundo en 1955.

Siendo ya una de las actrices más taquilleras de Hollywood, Audrey contaba con compañeros de reparto de la talla de Humphrey Bogart (Sabrina), Fred Astaire (Una cara con ángel), Maurice Chevalier y Gary Cooper (Love in the afternoon), William Holden (Encuentro en París), George Peppard (Breakfast at Tiffany’s), Cary Grant (Charada), Rex Harrison (My Fair Lady), Peter O’Toole (Como robar un millón y…) y Sean Connery (Robin y Marian). Muchos de estos actores se convirtieron en personas muy cercanas a la actriz. Rex Harrison la llamó su «principal dama» —Audrey se hizo muy amiga de la bailarina británica Kay Kendall, que era la mujer de Rex—; Cary Grant amaba el sentido del humor de Audrey. «Todo lo que pido por Navidad es otra película junto a Audrey Hepburn» dijo una vez; y Gregory Peck se convirtió en uno de sus amigos más íntimos. Después de la muerte de la actriz, Peck fue a la cámara y recitó su poema favorito, Unending Love de Rabindranath Tagore. Algunos creen que Audrey y Humphrey no mantuvieron su amistad, pero eso es falso. Bogart lo hizo mejor con Audrey de lo que lo haría cualquiera. Como ella después diría: «A veces los tipos más duros resultan ser los más sensibles, como Bogey lo es conmigo».

En 1957 actuó en Una cara con ángel, una de sus películas favoritas debido a que conseguía bailar con Fred Astaire. A esta la siguió Historia de una monja, uno de sus papeles más dramáticos y atrevidos. Sobre este papel Films in Review dijo: «Su papel callará a todos los que dijeron que es solo un símbolo de mujer sofisticada. Su interpretación de la hermana Luke es una de las mejores actuaciones del cine». Audrey recibió una nominación a los Óscar por este papel. Simone Signoret fue la agraciada con el galardón en este ocasión.

Su interpretación de Holly Golightly en Desayuno en Tiffany’s (1961) la convirtió en un icono del cine americano. Ella definió su papel como «el más jazz de mi carrera». Cuando fue interrogada sobre su nuevo papel dijo: «Soy introvertida. Actuar para ser una chica extrovertida es la cosa más difícil que he hecho en mi vida». El elegante vestuario que usó en la película estaba diseñado por Givenchy. Además, se puso mechas rubias en el pelo, look que también conservó fuera de la pantalla. Este papel, sin lugar a dudas el más popular de su carrera, estaba originariamente pensado para Marilyn Monroe. Truman Capote, el autor de la novela en que se basa la película, además de guionista, era un gran amigo de la polémica actriz. Cuando Marylin rechazó el papel debido a que quería dejar de interpretar a «chicas ingenuas» y este le llegó a Audrey, el personaje de Holly sufrió varios cambios; entre ellos, el personaje dejaba de ser bisexual para ser heterosexual. Además, su trabajo de prostituta de lujo queda mucho más difuso y en ningún momento se hace la más mínima referencia a este hecho. Su magnífica interpretación recibiría otra nominación a los Óscar, pero el premio fue a parar a la italiana Sophia Loren por Dos mujeres.

Hepburn se había estabilizado como una de las actrices más populares de América. En 1963 le cantó el «Feliz cumpleaños» al presidente Kennedy como Marilyn Monroe había hecho un año antes. A pesar de todo ello, Audrey vivió una vida mucho más reservada y humilde que la mayoría de las estrellas de Hollywood, como demuestra el hecho de que viviera en casas, no en mansiones, y que cultivaba su propio huerto, además de su vocación por UNICEF y sus múltiples viajes a África.

Con Shirley MacLaine protagonizó en 1961 La Calumnia, dirigido por William Wyler, uno de sus trabajos más complicados y polémicos al tratar el tema del lesbianismo. William Wyler, para recibir la aprobación de la Motion Picture Production Code, cortó gran parte del material en el que se hacía referencia implícita o explícita a la homosexualidad de Martha, el personaje interpretado por McLaine, pues entonces estaba prohibida cualquier referencia a la homosexualidad. Tal vez debido a la represión sexual de la época, la película y la actuación de Hepburn pasaron prácticamente inadvertidas tanto por la crítica como por el público.

En 1963 protagonizaría junto a Cary Grant la divertida «Charada», ingeniosa parodia de las películas de suspense.

A este papel lo siguió el de My Fair Lady, de George Cukor, de la que se dijo que era la película más esperada desde Lo que el viento se llevó. Eligieron a Audrey como protagonista por encima de la por entonces desconocida Julie Andrews, quien había protagonizado el mismo papel en el musical de Broadway. La decisión de no contar con Andrews se tomó antes de contratar a Hepburn, quien en un principio rechazó el papel y pidió que se lo dieran a Julie Andrews, pero cuando se enteró de que iba a ir a manos de Elizabeth Taylor, quien también competía por ser la protagonista del filme, lo aceptó. Los productores estaban de acuerdo en que Hepburn era la opción perfecta. La polémica elección de Hepburn sobre Andrews también provocó la ira del actor Rex Harrison, quien había actuado junto a Andrews en la obra musical original. Harrison se encontraba molesto con la decisión del papel de Eliza alegando: «Se supone que Eliza Doolittle se sintiera incómoda en los bailes europeos. La maldita Audrey jamás ha pasado su vida fuera de los bailes europeos». Harrison, en una entrevista después, se arrepintió de lo dicho y cuando le preguntaron quién fue su mejor acompañante durante su carrera sin pensarlo dijo: «Audrey Hepburn». Julie Andrews tenía que filmar Mary Poppins, que fue estrenada el mismo año que My Fair Lady. En un primer momento, se decidió que Audrey Hepburn rodaría las escenas musicales de la película, pero no las cantaría. De eso se encargaba Marni Nixon, quien dobló todas sus canciones. Pero aun así, Hepburn grabó las canciones. En el montaje final de la película se optó por las de Marni Nixon, que también están recogidas en los CD, y no las de Hepburn, que están presentes en documentales y material extra en los DVD. solo varios números pertenecen a la actriz, como Just You Wait y I Could Have Danced All Night. Cuando le preguntaron por los cambios de voz de los números musicales de la película, simplemente respondió: «You could tell, couldn’t you? And there was Rex, recording all his songs as he acted… next time» y no dijo más. Dejando a un lado el doblaje, la actuación de Audrey era excelente, «Audrey Hepburn está magnífica, ella es la “Eliza” que se recordará», dijo Gene Ringgold, crítico de cine.

La polémica sobre el reparto de la película alcanzó su cenit en la temporada de los Oscar de 1964-1965, cuando Audrey no estaba nominada por su papel de Eliza, pero sí lo estaba Julie Andrews por Mary Poppins. Los medios hicieron referencia a la rivalidad entre las dos actrices, cuando incluso ellas mismas la negaban. El Óscar finalmente recayó en Julie Andrews.

Audrey Hepburn es la actriz que ha presentado más veces el premio Oscar a la mejor película, cuatro en total; destacando su bonita presencia al hacerlo.

Hepburn estuvo casada en dos ocasiones, la primera con el actor Mel Ferrer, con el que tuvo un hijo, Sean, que actualmente gestiona la fundación Audrey Hepburn Childhood, y la segunda con Andrea Dotti, un médico italiano con quien tuvo su segundo hijo, Luca. El padrino de Sean es el autor escocés, A. J. Cronin. Audrey confesó que el fracaso de estos dos matrimonios le hizo sufrir mucho. En los últimos años estuvo unida a Robert Wolders, un holandés con el que compartían labores humanitarias y su gusto por cosas sencillas.

A partir de 1967, después de quince años de éxitos sobresalientes en el cine, comenzó a participar en películas únicamente de forma ocasional. Hay que destacar el thriller Sola en la oscuridad (1967), donde encarnaba a una mujer ciega acosada por criminales, y Robin y Marian (1976) con Sean Connery. Su último papel lo interpretó en 1988, en la película Always, de Steven Spielberg, donde daba vida a un ángel, poco antes de ser nombrada embajadora especial de UNICEF. Todos han querido ver en ese papel la evocación que se tenía de ella en muchos ambientes.

Su última aparición en el cine se produjo en 1989, desde entonces y hasta su muerte en 1993, Audrey colaboró activamente con UNICEF, convirtiéndose en embajadora de buena voluntad. Audrey entró en la historia como una de las mayores estrellas de Hollywood.

Una de las cosas que más destacaron en sus últimos años fue la dedicación, por encima de su salud, a las causas del sida o la malnutrición de los niños en todo el mundo. En 1992, tres meses antes de su muerte y ya desahuciada, Audrey hizo su último viaje a Somalia, un acto que siempre fue muy agradecido por UNICEF y que engrandecía aún más su ya sencilla y humana forma de entender la vida. A través de esta organización, Hepburn dedicó el resto de su vida a ayudar a los niños necesitados en los países más pobres. En UNICEF todavía recuerdan su dedicación y entrega a la causa, que databa desde el año 1955 y que, poco a poco, fue ganando peso en su vida. Cabe destacar su estatua en la sede UNICEF de Nueva York, inaugurada en el año 2000.

Falleció de cáncer de colon en su casa de Tolochenaz, en Suiza, el 20 de enero de 1993 a los 63 años de edad. Ese mismo día, Elizabeth Taylor dijo que «Dios estaría contento de tener un ángel como Audrey con Él».

A pesar de que nunca hizo ostentación de joyas y rechazó ser imagen de la marca, la famosa joyería Tiffany, la que había popularizado en Desayuno con diamantes, le dedicó un escaparate con la frase «My Huckleberry friend», de la canción “Moon River”.

Frases famosas

«Yo creo en el rosado. Yo creo que la risa es el mejor quemador de calorías. Yo creo en besar, besar un montón. Creo en ser fuerte cuando todo parece ir mal. Yo creo que las niñas más felices son las más hermosas. Creo que mañana será otro día y creo en los milagros.»

«Cualquier persona que no crea en los milagros, no es realista.»

«Muy seguido tengo la necesidad de estar sola. La paso así del sábado por la noche al domingo por la mañana en mi departamento. Así es como me recupero»

«Me gusta la gente que me hace reír. Sinceramente, creo que reír es la cosa que más me gusta. Cura una multitud de males y es probablemente la cosa más importante en una persona»

«Para hermosos ojos, mira lo bueno en las personas. Para labios atractivos, habla palabras cariñosas. Para un cuerpo delgado, comparte tu comida con el necesitado. Para un cabello hermoso, deja que un pequeño pase sus manos a través de él diariamente. Para tener buen porte, camina con la sabiduría de que sabes que nunca caminarás sola.»

«Las personas, más que las cosas, tienen que ser restauradas, renovadas, revividas, reclamadas y redimidas: Nunca saques a nadie de tu vida.»

«Recuerda, si necesitas una mano que ayuda, encontrarás una al final de tu brazo. Al madurar en edad, descubrirás que tienes dos manos, una para ayudarte y otra para ayudar a otros.»

«La belleza de una mujer no está en un lunar facial, la verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma. Es el amor que cariñosamente da, la pasión que muestra y la pasión de la mujer que solamente con la edad crece»

«Yo no tomo mi vida en serio, pero tomo lo que puedo hacer en mi vida en serio».

«Cuanto más se envejece más se parece la tarta de cumpleaños a un desfile de antorchas».

«Es demasiado esperar que continúe mi éxito. No pido esto. Todo lo que haré será mi mejor esfuerzo».

«Estoy orgullosa de haber estado en un negocio que dé placer, cree belleza, despierte nuestra conciencia».

«Las mujeres comunes saben más de hombres que las mujeres hermosas. Pero las mujeres hermosas no necesitan saber de hombres, son los hombres los que tienen que saber de mujeres hermosas».

«Lo único que deseo es una habitación en alguna parte, lejos del aire frío de la noche. Con una silla enorme, chocolate y una estufa a leña».

«Nací con una necesidad enorme de afecto y una necesidad terrible de darlo».

«No soy hermosa. Mi madre una vez me llamó patito feo. Pero, separando las cosas, tengo algunas buenas características».

«Nunca pienso en mí como un ícono. Eso está en las mentes de la gente, no está en la mía. Apenas hago mi trabajo».

«La vida es dura. Después de todo, te mata».

«Tenía exactamente la misma edad que Ana Frank. Ambas teníamos 10 cuando empezó la guerra y 15 cuando acabó. Un amigo me dio el libro de Ana en holandés en 1947. Lo leí y me destruyó. El libro tiene ese efecto sobre muchos lectores, pero yo no lo veía así, no solo como páginas impresas; era mi vida. No sabía lo que iba a leer. No he vuelto a ser la misma, me afectó profundamente».

«Vimos fusilamientos. Vimos a hombres jóvenes ponerse contra la pared y ser tiroteados. Cerraban la calle y después la volvían a abrir y podías pasar por ese mismo lugar. Tengo marcado un lugar en el diario, en el cual Ana Frank dice que han fusilado a cinco rehenes. Ése fue el día en que fusilaron a mi tío. En las palabras de esa niña yo leía lo que aún sentía en mi interior. Esa niña que había vivido entre cuatro paredes había hecho un reportaje completo de todo lo que había vivido y sentido».

«Si soy honesta debo decir que todavía leo cuentos de hadas y son los que más me gustan».

«No me interesa lo que se escriba sobre mí siempre y cuando no sea verdad».

«Haz en la medida de lo que esperas conseguir».

«Mi vida no es teorías y fórmulas. Es instinto y sentido común».

Lo que otros han dicho de ella

Billy Wilder: «Esta jovencita logrará convencer al mundo entero de que los grandes senos y pronunciadas curvas son un inútil vestigio del pasado».

Terenci Moix: «Hollywood nunca había conocido a alguien como ella. La primera impresión fue que algo sano, incontaminado, acababa de entrar en el mundo del cine: como un terremoto provisto de estela purísima».

Judith Kranz: «Bajo su inmaculado y cultivado estilo descubrimos a alguien increíblemente frágil, alguien que, por razones que desconozco, parece necesitarnos».

David Niven: «Es la mejor imagen que tiene Hollywood, no habiendo nunca sido un producto de Hollywood. Audrey es siempre Audrey y tiene el don de hacer que a todos los que la conocemos se nos quede un poco de ella».

Su hijo Sean Ferrer: «Ella creía que lo barato termina saliendo caro y lo caro termina siendo barato. Es mejor comprar un buen par de zapatos que usarás mucho tiempo que comprar varios pares baratos que durarán poco. Cuida tu ropa porque es la primera impresión que das».

Elizabeth Taylor: «Audrey era una dama con elegancia y un estilo que no se podía igualar, excepto por su amor a los niños necesitados de todo el mundo. Dios tiene ahora el más bello ángel a su lado que sabrá exactamente lo que hay que hacer en el cielo».

Willian Holden: «Ella fue el amor de mi vida».

Hubert de Givenchy: «Extendió su naturalidad a su forma de vestir. Siempre daba a los vestidos creados para ella un toque personal que todo lo realzaba, no sólo la elegancia, sino el diseño entero».

Gregory Peck Especificó que el nombre de ambos debía aparecen en la película Vacaciones en Roma en la misma línea, pues aclaró: «Y si no lo hago, voy a hacer el ridículo, porque esta chica va a ganar el Oscar con su primera interpretación».

Fred Astaire: «Simplemente dije a mis representantes que se olvidaran de todos los demás proyectos para mí. Aguardaba a Audrey Hepburn. Ella había pedido trabajar conmigo, y yo estaba preparado. Ésa podía ser mi última y gran oportunidad de trabajar con la gran y encantadora Audrey, y no pensaba perdérmela. Punto».

Cary Grant: «Todo lo que deseo por Navidad es otra película con Audrey Hepburn».

El legado de Hepburn como actriz y como persona ha sufrido mucho después de su muerte. El American Film Institute nombró a Hepburn en el tercer lugar entre las más grandes estrellas femeninas de todos los tiempos. Incluso en sus últimos años, se mantuvo una presencia visible en el mundo del cine. Recibió un homenaje de la Sociedad Cinematográfica del Lincoln Center en 1991 y fue una presentadora frecuente en los Premios de la Academia. Ella era el recipiente de cuatro premios póstumos incluyendo el Premio Humanitario Jean Hersholt 1993 y competitivos premios Grammy y Emmy. Ha sido objeto de muchas biografías desde su muerte y la dramatización de 2000 su vida titulado La vida de Audrey Hepburn, protagonizada por Jennifer LoveHewitt y EmmyRossum como la Hepburn mayores y menores, respectivamente. La película concluye con imágenes reales de Audrey Hepburn, un disparo durante una de sus misiones finales para el UNICEF. La imagen de Hepburn es ampliamente utilizada en las campañas de publicidad en todo el mundo. En Japón, una serie de anuncios utilizado colourised y clips digitalmente mejoradas de Hepburn en Vacaciones en Roma para anunciar Kirin té negro. En los Estados Unidos, Hepburn apareció en un comercial de Gap que se desarrolló a partir del 7 de septiembre de 2006 al 5 de octubre de 2006. Se utilizan clips de ella bailando de FunnyFace, ajustado a AC / DC ‘s «Back in Black», con el lema «Es hora de regresar – El pantalón negro flaco». Para celebrar su «Keepit Simple» campaña, Gap hizo una importante donación al Fondo para la Infancia Audrey Hepburn. Hepburn ha sido considerada por algunos como un icono gay.

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En el 2007 se subastó un traje que lució la actriz en la película Breakfast at Tiffany’s por un precio de 467.200 libras (unos 700.500 euros), destinando el dinero a un proyecto impulsado por el escritor Dominique Lapierre para dos escuelas en Bengala.

Muchos quieren ver a Audrey Hepburn como un icono de la moda, pero ella misma siempre huía de etiquetas y de falsos premios, por lo que siempre se mantuvo fiel a Givenchy, el modisto que la conocía mejor que nadie y el cual creó para ella su perfume L’Interdit. Su imagen radica en la elegancia natural y en la no ostentación de joyas ni vestuario, ni incluso de carácter, lo que le valió una gran admiración por todo el mundo en todos los estratos sociales. Además, muchas marcas le ofrecieron que fuese la imagen de sus productos y ella siempre las rechazaba.

Audrey Hepburn es reconocida por su trabajo y por sus obras sociales.