Filmin estrena, 60 años después, la versión restaurada y sin censura de «El cochecito», de Marco Ferreri El próximo viernes 28 de febrero llega a la plataforma la versión restaurada, y con el final original que escribió Rafael Azcona, de una de las películas clave de la historia del cine español.Filmin estrena en exclusiva en España, el próximo viernes 28 de febrero, la versión recientemente restaurada de «El cochecito» (Marco Ferreri, 1960), que incluye el controvertido final original que escribió Rafael Azcona y que la censura franquista obligó a cambiar por otro más amable. El nuevo montaje se exhibió por primera vez el pasado mes de noviembre, en la última edición del Festival de Sevilla, en la que el productor de la película, Pere Portabella,recibió el Giraldillo de Honor en reconocimiento a su larga trayectoria en el cine español. «El cochecito» supone, junto a «El pisito» (1958), el inicio de la prolífica colaboración entre el director italiano Marco Ferreri y el guionista español Rafael Azcona. Son, además, dos auténticas rarezas del cine español del franquismo, por sus tintes neorrealistas y su osadía al presentar una sociedad española alejada de la imagen complaciente que el régimen quería ofrecer del país. Protagonizada por el mítico Pepe Isbert, la película nos presenta a Don Anselmo, un anciano que, pese a gozar de una salud de hierro, se empeña en conseguir un vehículo con motor para inválidos para no ser menos que sus amigos de su misma edad. Para vencer la oposición de su familia, Don Anselmo estará dispuesto a traspasar todos los límites, llegando a planificar el asesinato de los suyos. Al respecto de la censura del film, José Manuel Pérez Lozano reflexionó, en el primer número de la revista Cinestudio (mayo 1961) sobre los efectos adversos a la voluntad del censor que las operaciones de este tipo solían producir en las películas: «La versión original terminaba de modo distinto. Don Anselmo huye tras envenenar a los suyos. Ahora se le obliga a llamar por teléfono para que el arrepentimiento quede bien claro. ¿Es así mejor? ¿No es cierto que entonces el acto criminal de don Anselmo no obedece a un proceso demencial -con lo que la responsabilidad moral queda modificada-, sino a una venganza, moralmente culpable? Este final, creo que hace del loco don Anselmo un verdadero asesino.» |