Un grup de científics, dedicats a assajar protocols òptics d’alt refinament tecnològic, descobreix per accident una porta que duu a la quarta dimensió, una altra realitat en què una subtrama ens presenta una diva de la cançó que ha d’oferir un recital exclusiu en un castell al peu dels Alps i un grup de delinqüents contractats per una discogràfica per assassinar-la. Però què passaria si les dues realitats tinguessin un punt en comú?
Una obra estrenada al 2004 al Teatre Lliure que va tenir una gran acollida per part del públic barceloní. Va fer Temporada a la Sala Beckett i va ser nominada als Premis Max 2005, Premi Butaca 2004 millor espectacle de petit format i Premi Butaca 2004 millor actor de repartiment (Jordi Rico).
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¿Es posible que un espectador vea dos obras de teatro al mismo tiempo y no lo advierta?
Esa fue la pregunta disparadora que terminó convirtiéndose en 4D Óptico, mi primera obra estrenada antes en catalán que en castellano.
Pero más allá del juego escénico, 4D es una historia sobre el infructuoso intento de llevar adelante nuestros anhelos más profundos: De una cara de la moneda, visto desde el apasionamiento y el desinterés del grupo de científicos de los laboratorios Roosenvart; de la otra, desde la ambición desmesurada y torpe del grupo de hampones de la Mansión Urkel. Y ambos, como los artistas, se afanan por conseguir algo que nunca colmará el deseo, porque siempre habrá de quedar un resto insatisfecho.
4D Óptico describe dos mundos separados que coinciden más de lo que sus propias criaturas querrían admitir.
¿Existe otra versión de nosotros mismos? Sin duda, sólo que nos es difícil verla. Quizá sea el arte lo que nos ayuda a palpar y pensar más allá del sentido común.
Javier Daulte